Enfermedades cardiovasculares y renales y COVID-19, aspectos a tener en cuenta

Millones de personas en España padecen enfermedades cardiovasculares  y/o renales, muchas de las cuales están sometidas a un riesgo más elevado de presentar complicaciones o de fallecer si desarrollan la COVID-19. La Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) ha analizado las consecuencias que produce el coronavirus en el manejo de pacientes con estas patologías.

Lo ha hecho a través de una sesión especial de SEMERGENVIVO (su plataforma online) en la que han participado los doctores José Luis Llisterri (presidente de SEMERGEN), Vicente Pallarés (médico de Familia y coordinador del Grupo de Trabajo -GT- de Hipertensión Arterial y Enfermedad Cardiovascular de SEMERGEN) y José Luis Górriz (jefe de Servicio de Nefrología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, y miembro del GT de Hipertensión Arterial y Enfermedad Cardiovascular de SEMERGEN).

En esta ocasión los ponentes participantes han consensuado 11 ideas o mensajes clave, resumiendo la evidencia disponible actualmente y su experiencia en lo que respecta a la COVID-19 y el paciente cardiovascular y/o renal.

  1. Idéntico riesgo de infectarse. Los pacientes con enfermedades cardiovasculares (ECV), como hipertensión arterial, diabetes, insuficiencia cardíaca o cardiopatía isquémica, tienen las mismas probabilidades de desarrollar la infección que causa la COVID-19 que aquellos que no padecen una ECV.
  2. Mayor mortalidad y complicaciones. La mortalidad aumenta con la edad, así como con la coexistencia de enfermedad cardiovascular, en cuyos pacientes alcanza tasas del 13,2 % (según los últimos datos disponibles). Si en estos pacientes se desarrolla la COVID-19, las posibilidades de complicaciones son mayores; son pacientes de riesgo.
  3. Mayor riesgo de desestabilización. La ECV crónica estable puede hacerse inestable como consecuencia de la inflamación sistémica y de los efectos procoagulantes inducidos por la infección vírica. Esto puede persistir tiempo después de resolverse la infección respiratoria.
  4. Expectativas de aumento de mortalidad cardiovascular a medio y largo plazo (muerte súbita extrahospitalaria, ruptura cardiaca o infartos). “En este sentido, un reciente registro de la Sociedad Española de Cardiología alerta sobre la reducción del 40 % en el tratamiento del infarto durante el estado de alarma por el miedo de acudir al hospital”, subraya el doctor Llisterri.
  5. Evitar consultas innecesarias. Los pacientes con ECV estable deben evitar acudir a la consulta de Atención Primaria si no es necesario. Deben cumplir con las recomendaciones de protección y de cuarentena y con el tratamiento farmacológico prescrito. No deben abandonar la medicación por ningún motivo sin consejo médico.
  6. El autocuidado, esencial en los pacientes con enfermedad cardiovascular. Como recomienda el doctor Vicente Pallarés, “siempre que sea posible, se debe registrar autocontrol de la presión arterial, frecuencia cardíaca, temperatura, frecuencia respiratoria, saturación de O2, glucemia y peso”.
  7. Ante síntomas de alarma, no lo dude, llame al 112 o acuda a urgencias. Los pacientes con una urgencia cardiovascular, con síntomas de angina o infarto de miocardio, arritmias, dolor torácico inexplicable o aumento de la disnea en paciente con insuficiencia cardíaca deben llamar al 112 para activar el código infarto o establecer la derivación al hospital. Los centros de salud y los servicios hospitalarios siguen funcionando.
  8. No abandonar tratamientos. Actualmente se cuenta con tratamientos que consiguen gran beneficio cardiovascular y renal, especialmente en diabetes mellitus tipo 2. Como subraya el doctor Górriz, “la suspensión de nuevos tratamientos por cualquier motivo o duda en su manejo puede privar a los pacientes de importantes beneficios cardio-renales”.
  9. Apoyo de las técnicas domiciliarias. En pacientes renales que precisan diálisis, las técnicas domiciliarias suponen una gran ventaja, “ya que el paciente permanece en casa, tiene menor probabilidad de infectarse y de infectar a los demás, y evita el enorme coste que supone el tratamiento en el hospital”, señala el doctor Górriz. La Sociedad Española de Nefrología ha iniciado un registro de personas con infección por SARS-Cov-2 que, en poco más de dos semanas, ha reclutado a cerca de 700 pacientes.
  10. La hora (definitiva) de la telemedicina y las tecnologías de la información. “La situación actual provocada por la crisis de la COVID- 19 nos ha enseñado que la asistencia mediante telemedicina se puede utilizar en un porcentaje elevado de pacientes”, asegura el doctor José Luis Górriz, quien aconseja “ver esta situación como una oportunidad para un manejo más eficiente de los recursos sanitarios”.
  11. Más que nunca, en situaciones de crisis sanitarias, la Atención Primaria es fundamental. Como resalta el presidente de SEMERGEN, es clave para el cuidado de la población con enfermedad cardiovascular o renal y recuerda que “el seguimiento domiciliario es crucial en la detección precoz y rápida de los síntomas de alarma en estos pacientes”.

Efectos de la pandemia “positivos” para la salud

Aunque resulta complicado atisbar consecuencias positivas de la actual situación de pandemia de coronavirus y del confinamiento domiciliario impuesto, los expertos de SEMERGEN señalan algunas tendencias que podrían suponer un cambio significativo y positivo en la salud de las personas con enfermedades cardiovasculares y/o renales.

El momento de la telemedicina

Motivados por la situación de excepcionalidad, que impone restricciones para abandonar el domicilio, médicos y pacientes han establecido, fomentado y mejorado nuevas formas de relación, basadas en recursos tecnológicos.

“La relación médico-paciente se ha transformado y tecnologizado, y el cambio puede ser definitivo”, asegura el doctor Pallarés.

“Ahora empleamos muy a menudo recursos de teleconferencia o telefonía, como Skype, FaceTime o WhatsApp, para hacer un seguimiento de los pacientes”, informa el experto de SEMERGEN, quien apunta también que “lo mejor es que los pacientes y los propios médicos empiezan a confiar mucho más que antes en estas tecnologías, se sienten cada vez más cómodos a la hora de utilizarlas y asumen que pueden resultar imprescindibles”.

El refuerzo del empoderamiento y autocuidado

La mejora del autocuidado es otro efecto secundario derivado del estado actual. En el ámbito de la Atención Primaria, como revela el doctor Pallarés, “estamos comprobando como muchos pacientes con enfermedades crónicas, como las cardiovasculares o renales, llevados por el miedo a experimentar un agravamiento de su enfermedad y verse obligados a acudir al hospital, están siguiendo de forma más estricta las recomendaciones de su médico”.

Sin embargo, como advierte el doctor  Llisterri, presidente de SEMERGEN, “esto no debe confundirse con evitar acudir al médico de Familia o a Urgencias ante signos claros de agravamiento de las enfermedades cardiovasculares y renales; es importante que la población no tenga miedo a acudir a los centros asistenciales ante cualquier sospecha de enfermedad grave”.

Un buen momento para reevaluar tratamientos prescritos

A juicio del doctor Pallarés, “ahora es una excelente oportunidad para reevaluar en nuestros pacientes crónicos todos sus tratamientos farmacológicos y desprescribir los que no sean necesarios u ofrezcan un verdadero beneficio y que, en caso de tener que ingresar por COVID-19, pueden generar interacciones y problemas más o menos graves”.

Artículo de salud de EFE.

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