¿Por qué razón Víctor D’Aza avanza tanto en la base del PRM?Por Ricardo Taveras Ruiz

En el panorama político dominicano actual, donde la conexión genuina con la base partidaria marca la diferencia entre un líder pasajero y un referente duradero, ha surgido una figura que ha sacudido la estructura interna del Partido Revolucionario Moderno (PRM): Víctor D’Aza. Su lanzamiento como precandidato presidencial no solo sorprendió por la magnitud del acto realizado en el Club Calero, abarrotado por perremeístas de cada rincón del país, sino por la autenticidad del respaldo recibido. Este fenómeno no responde a una campaña de publicidad, sino a una historia de coherencia, cercanía y trabajo. D’Aza representa a la base que fue ignorada, a la militancia que no fue tomada en cuenta, al compañero que durante años esperó ser escuchado. Hoy, la historia le responde, y lo hace en grande.

El evento realizado por el movimiento “Primero la Base” en el Club Calero fue mucho más que un simple acto político. Fue la confirmación de que una parte importante del PRM, la que sustenta al partido desde sus raíces, ha encontrado un líder con el que se identifica. En ese escenario, Víctor D’Aza fue juramentado como su precandidato presidencial para las elecciones de 2028. Pero lo más impactante no fue el acto en sí, sino el fenómeno posterior: miles de militantes, sin escándalos mediáticos ni grandes recursos, comenzaron a adherirse de forma espontánea a su proyecto.

¿Por qué? A continuación, algunas de las razones que explican este fenómeno ascendente:

  1. Una base olvidada encontró una voz auténtica:
    Muchos perremeístas que trabajaron incansablemente por llevar al partido al poder, aún esperan una oportunidad, una inclusión, un gesto. Víctor D’Aza proviene de esa misma base. Lo conocen caminando barrios, haciendo política sin chofer ni comitivas, compartiendo vivencias reales. No es un improvisado ni una figura distante: es uno de ellos.
  2. Los contrastes con otros precandidatos:
    Mientras algunos funcionarios del PRM solo se acercan a la base en tiempos de campaña, D’Aza nunca se ha apartado de ella. Otros precandidatos, aunque con poder y exposición, no logran conectar emocional ni políticamente con las estructuras territoriales. D’Aza, en cambio, sin ministerios ni fortunas, ha estado presente, escuchando y acompañando.
  3. Gestión transformadora en la Liga Municipal Dominicana:
    Su trabajo al frente de la LMD ha sido reconocido por su enfoque descentralizador, cercano a los alcaldes y orientado a soluciones reales. Bajo su liderazgo, la LMD ha desarrollado proyectos de apoyo directo a los municipios, sin distinción política. Esta neutralidad solidaria ha beneficiado a muchos perremeístas de la base que se habían sentido excluidos.
  4. Compromiso con la formación y la profesionalización municipal:
    D’Aza ha impulsado programas de capacitación técnica para servidores municipales, dándole herramientas a cientos de miembros del PRM que ahora se sienten útiles, valorados y preparados para asumir roles.
  5. Reconocimiento internacional que proyecta liderazgo:
    Gracias a su labor en la LMD, organismos internacionales y redes de gobiernos locales en América Latina han destacado su modelo de gestión, lo cual le ha dado visibilidad como un referente de transparencia y eficiencia. Para la base, este reconocimiento externo confirma que su líder no solo tiene compromiso, sino también capacidad.
  6. La sensibilidad humana como marca personal:
    D’Aza ha protagonizado decenas de actos solidarios en comunidades marginadas. Ayuda médica, apoyo a familias necesitadas, impulso a emprendedores barriales… Todo esto ha sido documentado, pero más importante aún: ha sido sentido. Las redes sociales están llenas de testimonios espontáneos de personas agradecidas.
  7. Frases que conectan emocionalmente:
    Su lenguaje motivador y su estilo cercano han calado en la militancia. Frases como “aquí nadie se queda fuera” o “la base no es un eslogan, es mi historia” se han viralizado, generando un movimiento emocional y político al mismo tiempo.

El fenómeno D’Aza no se trata solo de un liderazgo emergente, sino del reencuentro de la política con su esencia: servir. Mientras otros construyen estructuras frías, él ha tejido redes de afecto, respeto y reconocimiento. En un tiempo donde el electorado exige autenticidad y coherencia, Víctor D’Aza avanza como un torbellino que nace desde abajo, desde la base que sustenta al PRM. Y lo hace con humildad, sin alardes, sin imposiciones, pero con la fuerza indetenible de quien ha sembrado por años sin pedir nada a cambio. Su crecimiento no es un misterio; es la respuesta de una militancia que ha encontrado en él lo que muchos dejaron de ser: un compañero, un líder, un hombre del pueblo.

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