Recuento manual de los votos en Georgia confirma la victoria de Biden

La posibilidad de disputar la realidad de los resultados electorales de Estados Unidos terminó de desaparecer para Donald Trump este jueves, cuando el Estado de Georgia confirmó que, después de haber hecho un recuento manual de todos los votos, la conclusión es la misma que hace una semana: ha ganado Joe Biden. Georgia es el Estado donde la victoria de Biden ha sido más ajustada (0,2%) y donde la campaña de Trump había puesto sus esperanzas en que un recuento mostrara discrepancias o errores en el escrutinio. Hecho el recuento, la ventaja de Biden es la misma.

La ley electoral de Georgia no exige un recuento obligatorio, pero permite hacerlo a petición de parte si el margen del resultado es menor al 0,5%. La victoria de Biden en Georgia, donde se han emitido casi cinco millones de votos, es de poco más de 12.000 sufragios. Desde que Georgia fue declarada por los medios para Biden, el pasado día 7, el secretario del Estado (la autoridad electoral), el republicano Brad Raffensperger, se ha visto en el medio de una tormenta de conspiraciones y denuncias sobre la limpieza del escrutinio.

Ante las presiones inauditas del presidente de Estados Unidos, las acusaciones de fraude y los ataques a su profesionalidad por parte incluso de los dos senadores republicanos del Estado, Raffesnperger propuso hacer una auditoría a mano de todos los votos de Georgia, centrada en la elección presidencial. El encargado de las elecciones ha exigido a su propio partido que deje de atizar teorías conspirativas y arrojar dudas sobre su profesionalidad.

Los funcionarios y voluntarios de Georgia han recontado a mano los cinco millones de votos en apenas 10 días, justo a tiempo para la hora límite, fijada en la medianoche del miércoles. Este jueves, Raffensperger publicó un comunicado en el que revelaba que el “histórico recuento” (es la primera vez que se hace) “reafirma el resultado original producido por el escrutinio a máquina de las papeletas”. El recuento ha encontrado errores mínimos, tal como predecían los expertos. Por ejemplo, se han hallado 5.800 votos que se quedaron sin contar. Pero el resultado final ha variado un 0,1053%, según el informe. El error más amplio que se ha encontrado es del 0,73% en un condado.

Por ley, Georgia tiene que certificar definitivamente sus resultados electorales este viernes. Los demás Estados clave en los que Trump perdió la elección lo harán a lo largo de la próxima semana y, aunque el daño a la credibilidad del proceso ya está hecho, ahí se habrá cerrado la posibilidad de disputar legalmente esos resultados.

La campaña de Trump emitió un comunicado despreciando el recuento de Georgia poco después de conocerse el resultado. “Este supuesto recuento a mano ha resultado como se esperaba porque simplemente han vuelto a contar los votos ilegales que estaban ya incluidos en el total”, dice un “asesor legal” de la campaña.

Según se ha ido haciendo más evidente que no hay ninguna forma de disputar los resultados de las elecciones como erróneos o fraudulentos, un equipo legal al servicio del presidente y capitaneado por Rudy Giuliani dio una nueva conferencia de prensa este jueves en la que dijo cosas como que el software de escrutinio ha cambiado millones de votos de Trump a Biden y que todo tiene origen en una conspiración con vínculos con Venezuela.

Mientras Estados Unidos contemplaba atónito la rueda de prensa de Giuliani, al que le caían goterones de tinte de pelo por la cara, la Casa Blanca ponía en marcha un nuevo paso en su estrategia de deslegitimar la elección, este potencialmente más dañino por sus implicaciones políticas. Trump invitó a los dos líderes republicanos en el Legislativo de Michigan a una reunión en la Casa Blanca este viernes. Según confirmaron Reuters y The New York Times, Trump pretende presionar directamente a los legisladores republicanos, que tiene la mayoría en un Estado con gobernadora demócrata, para subvertir el resultado de las elecciones.

Los Estados votan por el presidente a través de una lista de “electores” que se reúnen en el Colegio Electoral. De acuerdo con el resultado, Biden tiene 306 de esos electores y Trump, 232. Trump parece apostar por la idea de que los resultados no sean certificados y que sea el Legislativo el que presente su propia lista. Ya ha conseguido en parte el primer paso, cuando dos miembros republicanos de la junta de certificación de los resultados en Michigan se negaron a firmar los resultados. Trump llamó personalmente al menos a uno de ellos.

Es decir, Trump parece estar explorando la posibilidad de que los legisladores republicanos de Michigan subviertan el voto de sus ciudadanos y presenten electores que voten por él. Aunque es una teoría muy difícil de poner en práctica, ya que esas listas tienen que pasar el filtro de los gobernadores y de la Cámara de Representantes, se trata de un ataque al proceso electoral inaudito por parte del presidente de Estados Unidos en persona.

La fecha límite para resolver cualquier disputa en torno a las listas de electores es el próximo 8 de diciembre. El Colegio Electoral se reunirá el 14 de diciembre para elegir a Joe Biden presidente de Estados Unidos. Biden tomará posesión del cargo el 20 de enero.

El país

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