Segunda vuelta electoral en Irán: quiénes son los candidatos y qué proponen

El balotaje ocurre después de una votación especial celebrada tras la muerte del presidente Ebrahim Raisi ocurrida en un accidente de helicóptero en mayo.

El viernes se enfrentarán dos candidatos, un reformista y un ultraconservador, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Irán, tras una primera vuelta con la asistencia de votantes más baja en la historia del país y en medio de una atmósfera de apatía generalizada ante la posibilidad de que pueda lograrse un cambio significativo mediante el sufragio.

La segunda vuelta electoral ocurre después de una votación especial celebrada tras la muerte del presidente Ebrahim Raisi ocurrida en un accidente de helicóptero en mayo.

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Alrededor del 40 por ciento de los votantes, un récord de baja participación, acudió a las urnas el pasado viernes, y ninguno de los cuatro candidatos incluidos en la boleta reunió el 50 por ciento de los votos que se necesitan para ganar las elecciones.

El candidato reformista, Masoud Pezeshkian, exministro de Salud, y Saíd Yalilí, un exnegociador en temas nucleares y ultraconservador de línea dura, recibieron más votos que los demás, por lo que participarán en la segunda vuelta electoral que se celebrará el 5 de julio.

Pezeshkian avanzó gracias a que el voto conservador se dividió entre dos candidatos y uno de ellos recibió menos del uno por ciento.

Es posible que la segunda vuelta de las elecciones genere una mayor participación. Algunos iraníes comentaron en redes sociales que les temían a las políticas de línea dura de Yalilí y que votarían por Pezeshkian. Las encuestas muestran que alrededor de la mitad de los votos emitidos en la primera vuelta a favor del rival conservador de Yalilí, Mohammad Baqer Qalibaf, se han redirigido a Pezeshkian.

Los expertos afirman que es más probable que Pezeshkian aumente la participación electoral entre los seguidores del partido reformista y la gente que boicoteó las elecciones parlamentarias en marzo y las presidenciales en 2021. Pezeshkian ha declarado que, de ser electo, entablaría negociaciones nucleares con Occidente para levantar las sanciones económicas estrictas que atormentan la economía de Irán.

Por su parte, Yalilí ha mostrado una postura mucho más agresiva con respecto a las negociaciones, pues señaló en los debates que planea derrotar las sanciones y fortalecer lazos económicos con otros países.

Las políticas nucleares de Irán y las principales políticas estatales las decide el líder supremo, el ayatola Alí Jamenei, quien ya dio el visto bueno para que el gobierno negocie directamente con Estados Unidos a fin de levantar las sanciones. Es probable que esas negociaciones continúen, sin importar quién sea el presidente.

Aunque históricamente los iraníes han sido muy participativos en el ámbito electoral, muchos se abstuvieron de votar en las elecciones más recientes en señal de protesta contra un gobierno que perciben como inepto y desinteresado en sus demandas. Muchos ya no creen que el sufragio vaya a lograr una diferencia en sus vidas y han hecho llamados para acabar con el régimen clerical.

Qalibaf les pidió a sus simpatizantes que votaran por Yalilí en la segunda vuelta, pero muchos de ellos, incluidos algunos de sus asesores de campaña, desertaron al bando de Pezeshkian, pues opinan que Yalilí sería destructivo para el futuro de Irán y aumentaría las tensiones tanto a nivel nacional, como internacional.

En las elecciones presidenciales de 2013, los iraníes acudieron a las urnas y votaron por el candidato reformista Hasán Rohaní, cuyas promesas de campaña incluían un país abierto y menos restricciones sociales. En 2018, el expresidente Donald Trump extinguió cualquier esperanza de cooperación en la práctica cuando se retiró del acuerdo nuclear con Irán y reinstauró las sanciones.

Cuando el conservador Raisi sucedió a Rohaní, disminuyeron las posibilidades de mejorar las libertades sociales.

fuente: newyork times

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