Por: Daniel García Santana
En los últimos días, quizás por una situación particular, he notado que los seres humanos cada vez nos alejamos, incluso de aquellos que por las misiones de sus labores debemos estar cerca.
Para responderte un mensaje debe estar premiado con el don del poder económico, social o política, sin importar que esté procurando una orientación sobre un asunto que les concierne a ellos.
Incluso, hay niveles y clasificación para responder un mensaje, con un hola, un monosílabo o simplemente la colocación de una imagen, cuya representación se debe adivinar.
La ignoración de un mensaje por WhatsApp, y sin cometer “la indelicadeza” de bloquearte, está a la orden día, porque solo responden a “personas importantes” o blanco de interés en una coyuntura determinada.
Pero lo peor de algunas de estas situaciones es que están involucrados empleados públicos disfuncionales (no servidores y menos funcionarios públicos), quienes consideran que no es necesario responderte con un se puede o no.
Prefieren dejarte en visto, con algunas de excepciones de gente noble, humana, agradecida y servidora.
Por ejemplo, cómo se explica que algún director o encargado de comunicación de una institución decida, por razones desconocidas, no responder una solicitud de un periodista “cualquiera”, cuando una de las principales misiones de su posición es ser puente relacionador entre los grupos de interés, siendo uno de los principales los medios de comunicación, sus periodistas y ejecutivos. Y si eso es con un periodista, me pregunto ¿cuál será su actitud con otros ciudadanos?
Como “toda cabeza es un mundo” pensaba que esa situación solo me estaba ocurriendo a mí. Pero en consulta con otros colegas periodistas, comprobé que es una mala conducta repetida, con la clara ignorancia que un saco de arroz está compuesto por pequeños granos, que sumado pesan quintales.
Aunque siempre vuelan alto la mayoría de los afortunados con posiciones en el Estado, siento que ahora sobrepasan a los aviones, olvidando que la caída puede ser estrepitosa, como ha sucedido a otros que ya no cuentan con celulares pago con el dinero de los ciudadanos, vehículos asignados, militares para cuidar su seguridad y nóminas para nombrar hasta a sus amantes.
Presidente Luis Abinader invite a su equipo a revisar algunos comportamientos de sus funcionarios grandes, medianos o pequeños para que su gobierno pueda tener la calidad humana aspirada por usted.