10 meses de gestión gubernamental

El gobierno de la nación ha cumplido 10 meses de gestión entre crisis sanitaria y económica; alto costo de la vida, desempleo e incumplimiento en el pago de las prestaciones laborales a los servidores públicos separados de sus puestos de trabajo.

El predominio de los intereses de la oligarquía por encima de las necesidades de la población, denuncias y sometimientos a la Justicia de ex funcionarios de la pasada y de la actual gestión gubernamental; endeudamientos, improvisaciones y falta de planificación en la toma de medidas oficiales, también caracterizan los primeros 10 meses de la administración del presidente Luis Abinader.

Es decir, que a casi un año del gobierno del “cambio”, estamos sumidos entre la esperanza que se acaba y la frustración que aumenta.

El presidente Abinader rindió cuentas a la nación, a través de una comparecencia televisada, ante los distinguidos periodistas Alicia Ortega y Huchi Lora.

Esa alocución del jefe del Estado no pasó de ser pura retórica, con nuevas ofertas y promesas desbordadas que no comprendemos.

La promoción de ofertas demagógicas, imposibles de ejecutar en tiempos de pandemias, es indicio de una gestión que no llena las esperanzas de un pueblo que, lleno de ilusiones, confió en las promesas del gobernante.

Sembrar falsas expectativas, que dañan el sistema político y la democracia, no debe ser el modo operandum de ninguna gestión de gobierno, porque esa práctica distancia al ciudadano del político y la política.

El Gobierno parece estar lleno de buenos deseos e intenciones, pero carece de objetividad, planes y metas concretas para vencer los principales problemas del país. El sentido común escasea en estos tiempos.

El Gobierno no muestra interés real en aspectos tan importantes como reducir y estabilizar los precios inalcanzables de los artículos de consumo masivo de la población.

De seguir cómo va, esta situación de carestía generará explosiones sociales.

Los precios de los productos de la canasta de las familias dominicanas fueron dejados al libre mercado, hecho que constituye una visión neoliberal que propicia que   los tiburones se coman el mercado, el comercio y los bolsillos del ciudadano de a pie.

Al parecer, quienes administran el Gobierno carecen de una comprensión cabal de la realidad política y económica global y, mucho menos, de la realidad doméstica, cuando anuncian realizar una cantidad de obras propias de un país rico, con posibilidades económicas de materializarlas, en un momento en el que sólo hay capacidad para ejecutar menos del 20 por ciento de las obras anunciadas.

En este tiempo, las acciones gubernamentales deben estar enfocadas en fortalecer al productor agropecuario, las zonas francas, la agroindustria y otros sectores que generan empleos.

Trajanosantana@gmail.com 

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