Los bancos europeos ya han sufrido en el primer trimestre las sacudidas de la crisis económica causada por la pandemia de covid-19, pero el impacto más duro queda por llegar, según los analistas.
«Va a haber mucho daño, pero no se sabe cuándo» anticipa a la AFP Lorraine Quoirez, analista de UBS, al ser interrogada sobre las consecuencias bancarias de un confinamiento que ha frenado los intercambios económicos y hundido los mercados.
Lo más visible de la crisis en este primer trimestre es que todos los bancos europeos han puesto de lado reservas de capital suplementarias para hacer frente a eventuales impagos de sus clientes.
Este «coste del riesgo» se ha disparado entre enero y marzo mermando duramente beneficios, e incluso causando pérdidas, tal como ocurrió con el banco italiano Unicredit, lastrado por 1.200 millones de euros en provisiones.
Hasta ahora las provisiones realizadas son esencialmente «colectivas», es decir conciernen a cierta categoría de empresas, por ejemplo pequeñas y medianas empresas, o sectores considerados sensibles, prosigue la analista.
Las cifras anunciadas por algunos bancos son vertiginosas: el banco Barclays ha puesto de lado 2.100 millones de libras (2.400 millones de euros), según sus proyecciones de impacto de la pandemia covid-19.
El español Santander, primer banco de la zona euro por su valor de mercado, ha provisionado 1.600 millones de euros mientras que el francés Société Générale –que registró pérdidas trimestrales por primera vez desde 2012– prevé este año provisiones de 3.500 millones de euros y que podría extenderse hasta 5.000 millones, en caso de «parálisis prolongada».
– Contener los daños –
Se prevé «una explosión de los índices de impago de los préstamos» advierte Eric Dor, director de investigación del Instituto de economía científica y de gestión (IESEG). «En todas partes se intenta contener al máximo los daños, pero no se va a poder evitar, tarde o temprano, una explosión de quiebras».
¿Algunos bancos están más expuestos que otros? «Hay que ver caso por caso» afirma el economista. Según él, en conjunto, los bancos orientados a la banca minorista y los servicios bancarios a las empresas son los más expuestos.
Los bancos minoristas padecen ya tipos de intereses negativos, que reducen sus márgenes, y «no hay perspectiva de normalización» al respecto.
Una cosa sí es cierta: «la débil rentabilidad de los bancos europeos respecto a los grandes bancos norteamericanos los hace más frágiles, y eso es su gran problema», concluye.
Las agencias de calificación destacan estas desventajas aunque subrayan no obstante la solidez de los bancos.
Las pérdidas de notación han sido menores en el banco que en otros sectores, menciona S&P Global Ratings en una nota.
Los bancos, en el origen de la crisis financiera de 2008-2009, desempeñan esta vez el rol de amortiguador al seguir financiando a las empresas y apoyando a los hogares en dificultad.
Para conseguirlo, disponen de un masivo aporte de liquidez por parte de los bancos centrales, y del apoyo de los reguladores que temporalmente han flexibilizado sus exigencias.
La solidez actual de los bancos es resultado también del reforzamiento de sus capitales, que se ha llevado a cabo desde hace más de diez años.
Según el Banco de Pagos Internacionales (BRI) –el banco central de los bancos centrales- entre fin de junio de 2011 y fin de junio de 2019, los mayores 100 bancos han aumentado en 98% sus fondos propios de primera categoría, es decir unos 1,9 billones de euros.