Los primeros vacunados confiaron en esa protección y hoy siguen trabajando contra el Covid con más confianza

Algunos llevan meses, otros semanas e incluso unos cuantos tienen solo  pocos días desde que se aplicaron la primera dosis de una de las vacunas contra el Covid-19 en República Dominicana, pero no es el caso de Ramón Familia, María Aquino y Vicente Martínez, quienes ya cumplen un año del primer pinchazo.

Eran las 7:20 minutos  del martes 16 de febrero de 2021 cuando el coronel médico Ramón Nicasio Familia, extendió su brazo y levantó sin titubear la manga de su camisa para recibir la dosis que no solo significaba el inicio de su esquema de vacunación, sino también el de todo el país.

Se trataba de la aplicación de uno de los fármacos aprobados y destinados para inmunizar contra el coronavirus y con el cual se pretendía cerrarle el paso a una enfermedad que sin reparos aprovechaba cada hueco para adentrarse en la vida de los seres humanos sin distinción de edad, género o nacionalidad.

Con el coronel Familia, para ese entonces subdirector médico del Hospital Militar Docente Dr. Ramón de Lara, comenzó la carrera por alcanzar la inmunización colectiva o de al menos el 70% de la población.

El médico, que fue inoculado de manos del exministro de Salud Pública, Plutarco Arias, contó a Listín Diario, durante una entrevista, que tan pronto se le sugirió ser el primero, no vaciló en dar una respuesta afirmativa.

“Fue un honor porque nosotros fuimos de las primeras personas junto con un equipo médico que valoramos el primer paciente… sentíamos la necesidad que debíamos ser de las primeras personas. Fuimos escogidos y nos sentimos muy orgullosos”, manifestó, al tiempo de expresar que “en la vida alguien tiene que iniciar”.

Asimismo, el primero de los 7,022,854 personas que ya se han inoculado en el territorio dominicano, dijo que mientras le suministraban el medicamento, entendió que ese día comenzaba su “inmunización y protección”.

El ahora director del cuerpo médico y salud militar dijo que siempre sintió confianza de seguir trabajando contra el Covid-19 tras recibir su primera dosis.

Contrario a muchos de los vacunados, el coronel Familia aseguró que no sintió “nada”, ya que las vacunas nunca le han generado molestias.

“En el caso particular mío, desde el primer día hasta ahora, no he sentido nada”, precisó.

Familia destacó que por su responsabilidad como autoridad en el hospital, era uno de los más propensos a perder su salud al tener que fijar el rumbo en un terreno desconocido y al mismo tiempo ser un ejemplo de fortaleza para los ingresados. 

“Nosotros somos las personas que estamos con los pacientes, tenemos que darle fuerza a ellos, orientarlos y hacerlos que ellos se sientan seguro”, subrayó.

“Somos el ejemplo”
Precisamente, otra que decidió dar el ejemplo fue la asimilada militar María Milagros Aquino Reyes, quien fue la segunda mujer en vacunarse. 

“Para mí fue muy importante porque a mí ya me había dado Covid y yo trabajo en el programa de vacunación con los niños”, contó la enfermera, mientras explicaba que por su área de labor conoce de la importancia que tienen las vacunas.

Actualmente, Aquino sigue lidiando con pacientes Covid del hospital, tal como lo hacía un año atrás cuando se enteró de que el plan de vacunación iniciaría en el centro médico en el que trabaja; no fue necesario que le llamaran ella misma se ofreció.

“Nos avisaron que iban a poner las vacunas y yo dije yo quiero estar vacunada. Somos el ejemplo”, expresó.

Para Aquino, estar infectada fue un proceso matizado por la angustia, aunque, según dijo, pudo tratarse con medicamento ambulatorio por no alcanzar un nivel de gravedad.

“En esa etapa era muy difícil para todas las personas porque no tenía vacuna”, argumentó.

Aunque Aquino ha sido testigo en primera fila de cómo el virus puede doblegar hasta el cuerpo más fuerte, agregó que el Covid-19 es un proceso con un alto impacto en la salud psicológica de los afligidos.

“Afecta psicológicamente a las personas, pero también a los familiares porque ellos ven que tú puedes morirte”, señaló.

La asimilada de la Fuerza Aérea pasó días sin apreciar el rostro de sus seres queridos detrás del velo del temor que le ocasionaba la posibilidad de contagiar a sus hijas y su nieto, con quienes vive.

“Como beber agua”
“Eso es como beber agua”, así es como, entre risas, el mayor Víctor Martínez, definió el día en que le tocó sentarse para recibir su vacuna, el mismo en el que pasó a ser el tercer dominicano inoculado en el territorio nacional.  

Pero no fue mucho el tiempo que pasó sentado, Martínez narró, durante la entrevista, que tan pronto cumplió con el tiempo reglamentario como una medida para identificar si presentaba alguna reacción, se paró a trabajar.

“Yo seguí trabajando y no sentí nada, ni en el día, ni en la noche”, declaró.

A Martínez le notificaron de la jornada el día anterior y cuando lo buscaron para vacunarlo se encaminó “como si nada”.

“Eso no era nada, de antes vacunaban a uno muchacho… lo que pasa es que dejan de vacunar”, indicó.

El padre y abuelo reside en una comunidad rural ubicada a siete kilómetros del municipio de Guerra, y por tratarse de un lugar “lejos y tranquilo”, aseguró que el Covid no llega a su casa.

“Nosotros vivimos en el área campesina. Ahí vivimos tranquilos y no molestamos a nadie, no estamos en los pueblos, ni salimos del patio”, precisó.

Exentos
El mayor Martínez, la asimilada militar Aquino y el coronel Familia, no solo comparten la responsabilidad de haber marcado el camino por donde debían transitar los dominicanos para reducir el impacto de la enfermedad, sino que también han logrado mantenerse fuera de las garras del Covid-19, aún lidiando con él diariamente. 

Familia indicó que por su trabajo y responsabilidad como director y subdirector para ese entonces, era uno de los más propensos a perder su salud, sin embargo, no fue el caso.

“Nunca he sentido ninguna manifestación, e inclusive después de la vacuna siento más confianza de estar con los pacientes”, subrayó.

De igual modo, testificó que antes de estar vacunado no padeció “nunca” de la virulenta enfermedad.

“Y ahora mucho menos, no es que no pueda tenerla, puedo tener la enfermedad en cualquier momento, pero ya entiendo que si me da puede ser una gripe cualquiera”, añadió.

Al igual que Familia, el mayor Martínez tampoco se ha contagiado, así como las personas con las que viven uno y otro. 

María Aquino Reyes ha sido la única de los tres que ha padecido la enfermedad, tras infectarse meses antes de que el país obtuviera el primer cargamento de los fármacos.

La enfermera aun sigue tratando con pacientes covid positivos pero no ha vuelto a sentir “ni gripe” luego de aplicarse las vacunas.

El ritual
Por otro lado, los días de lucha frente al Covid-19 que se han convertido en semanas, meses y ya dos años,  han dado pie a una serie de medidas que estos tres colaboradores de la primera línea de defensa han aplicado.

En el caso de Familia, destacó que sus medidas de protección se han convertido en una especie de ritual.

“Yo entiendo que una de las cosas que a mí me ha dado resultado es que si estoy con un paciente, inmediatamente voy y me lavo las manos o me paso alcohol”, señaló.

Aunque esta acción parece sencilla, es una de las más recomendadas por los expertos desde que el virus comenzó a esparcirse por el mundo en diciembre de 2019. 

“Me dicen algunas personas que soy enfermo con eso. A veces voy en el vehículo con la mascarilla puesta, solo”, reveló.

Rumbo a la cuarta dosis
Un año después, dos de estos tres vacunados, Aquino y Familia, esperan cumplir los seis meses para continuar ampliando su protección con una cuarta dosis.

Martínez, sin embargo, sólo alcanza la segunda dosis, y no tiene previsto ninguna otra. “Yo me siento bien así”, especificó.

Para Familia el ritmo de vacunación actual “es bueno” y estima que para mediados de este año se podría alcanzar el 70% de la población. 

Asimismo, afirmó que hay que seguir la política de insistir, ya que “como toda enfermedad viral, la inmunidad se va perdiendo a medida que va pasando el tiempo, por lo tanto esos refuerzos hay que ponérselos”.

Los antivacunas
Familia expresó que los opuestos a la vacunación tienen derechos, pero también los que la respaldan. 

Llamó a inmunizarse ya que aunque al hacerlo se tenga algún síntoma, “la enfermedad es más grave”.

“Los síntomas y complicaciones que puede presentar la enfermedad son más graves que la reacción de una simple vacuna”, expresó Familia.


Covishield

La vacuna que se les aplicó a los primeros inoculados en suelo dominicano fue la “Covishield”, de AstraZeneca desarrollada en la India. 

El primer cargamento del mencionado fármaco contó con  110 mil dosis, que fueron transportadas por Iberia, convirtiéndose en el primer envío de vacunas que realizara la línea aérea a América Latina.

Comienzo
El personal médico fue el primer grupo poblacional que se inmunizó, la mayor parte de ellos con la Covishield.  El inicio de la vacunación fue en el Hospital Militar Dr. Ramón de Lara.

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